Más de un tercio de las mujeres estadounidenses tienen un PFD,1 y casi la cuarta parte tienen uno o más PFD que causan síntomas.2 Es más probable que los PFD aparezcan a medida que la mujer envejece. Se estima que en 2010 377.000 mujeres se sometieron a cirugía para corregir problemas de control de la vejiga o prolapso de los órganos pélvicos, y se proyecta un posible aumento dramático de estas cifras en las próximas décadas.3